El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, llamó hoy a todos los grupos armados que operan en el este de República Democrática de Congo (RDC) a dejar las armas, tras llegar a Beni (este), donde se encuentra para apoyar la lucha contra la epidemia de ébola en la que han muerto ya más de 2.000 personas.
"Presento mis sinceras condolencias a las familias y a los próximos de las víctimas de esta violencia. Condeno estos crímenes y llamo a todos los grupos armados a cesar inmediatamente los ataques contra la población civil y las fuerzas de seguridad encargadas de la protección del pueblo congoleño", dijo Guterres tras aterrizar en Beni.
La visita del secretario general de la ONU a esta ciudad se enmarca en un viaje de tres días a RDC para hacer un balance sobre los esfuerzos realizados hasta ahora en la lucha contra el ébola y movilizar más apoyo, evaluar las operaciones de mantenimiento de la paz de la Misión de la ONU en RDC (MONUSCO) y apoyar a las autoridades congoleñas en la consolidación de la paz en el país.
La existencia de decenas de grupos armados que operan en la región nororiental del país es uno de los motivos por los que la epidemia se ha agravado, así como por el rechazo de algunas comunidades a recibir tratamiento y las malas telecomunicaciones.
Todos estos factores han convertido este brote en "una de las crisis humanitarias más grandes y complejas del mundo", según declaró la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un comunicado.
A fecha de 29 de agosto, 2.015 personas han muerto a causa de esta enfermedad (1.910 de ellas confirmadas en laboratorio) de un total de 3.017 contagios (2.912 positivos), según informó ayer el Comité Multisectorial de Respuesta al Ébola (CMRE), organismo oficial de la RDC que coordina la lucha contra la enfermedad.
Durante la jornada de hoy, António Guterres también visitó Mangina, localidad de la provincia de Kivu del Norte en la que comenzó la epidemia de ébola a finales de julio de 2018, cuando una mujer de 65 años, tras ser atendida en un hospital, fue enterrada sin tener en cuenta los estándares para prevenir la expansión del ébola.
"Voy esta mañana a Beni y Mangina, el epicentro de la crisis de ébola, para ser testigo de primera mano de la respuesta humanitaria, encontrarme con los supervivientes y con quienes acuden en su ayuda", dijo Guterres en su cuenta de Twitter.
Tras visitar ayer Goma, la capital de la provincia de Kivu del Norte, la más afectada por el brote de ébola, donde se reunió con miembros de la MONUSCO, y visitar hoy Beni y Mangina, Guterres viajará a Kinshasa, la capital de la RDC, para reunirse mañana con el presidente del país, Félix Tshisekedi, y otras autoridades.
Esta es la primera vez que Guterres visita la RDC desde que asumió el cargo de secretario general de la ONU en enero de 2017, tras haber anulado, por tensiones con el anterior presidente, Joseph Kabila, la que tenía prevista en julio de 2018.
La actual epidemia de ébola en la RDC es la décima que sufre el país desde 1976, la más letal de la historia de la RDC y la segunda peor a nivel global.
El brote más devastador de ébola fue el declarado en Guinea-Conakri en marzo de 2014, que se extendió a las vecinas Sierra Leona y Liberia causando más de 11.300 muertos y 28.600 infectados en dos años, según la OMS. EFE
"Presento mis sinceras condolencias a las familias y a los próximos de las víctimas de esta violencia. Condeno estos crímenes y llamo a todos los grupos armados a cesar inmediatamente los ataques contra la población civil y las fuerzas de seguridad encargadas de la protección del pueblo congoleño", dijo Guterres tras aterrizar en Beni.
La visita del secretario general de la ONU a esta ciudad se enmarca en un viaje de tres días a RDC para hacer un balance sobre los esfuerzos realizados hasta ahora en la lucha contra el ébola y movilizar más apoyo, evaluar las operaciones de mantenimiento de la paz de la Misión de la ONU en RDC (MONUSCO) y apoyar a las autoridades congoleñas en la consolidación de la paz en el país.
La existencia de decenas de grupos armados que operan en la región nororiental del país es uno de los motivos por los que la epidemia se ha agravado, así como por el rechazo de algunas comunidades a recibir tratamiento y las malas telecomunicaciones.
Todos estos factores han convertido este brote en "una de las crisis humanitarias más grandes y complejas del mundo", según declaró la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un comunicado.
A fecha de 29 de agosto, 2.015 personas han muerto a causa de esta enfermedad (1.910 de ellas confirmadas en laboratorio) de un total de 3.017 contagios (2.912 positivos), según informó ayer el Comité Multisectorial de Respuesta al Ébola (CMRE), organismo oficial de la RDC que coordina la lucha contra la enfermedad.
Durante la jornada de hoy, António Guterres también visitó Mangina, localidad de la provincia de Kivu del Norte en la que comenzó la epidemia de ébola a finales de julio de 2018, cuando una mujer de 65 años, tras ser atendida en un hospital, fue enterrada sin tener en cuenta los estándares para prevenir la expansión del ébola.
"Voy esta mañana a Beni y Mangina, el epicentro de la crisis de ébola, para ser testigo de primera mano de la respuesta humanitaria, encontrarme con los supervivientes y con quienes acuden en su ayuda", dijo Guterres en su cuenta de Twitter.
Tras visitar ayer Goma, la capital de la provincia de Kivu del Norte, la más afectada por el brote de ébola, donde se reunió con miembros de la MONUSCO, y visitar hoy Beni y Mangina, Guterres viajará a Kinshasa, la capital de la RDC, para reunirse mañana con el presidente del país, Félix Tshisekedi, y otras autoridades.
Esta es la primera vez que Guterres visita la RDC desde que asumió el cargo de secretario general de la ONU en enero de 2017, tras haber anulado, por tensiones con el anterior presidente, Joseph Kabila, la que tenía prevista en julio de 2018.
La actual epidemia de ébola en la RDC es la décima que sufre el país desde 1976, la más letal de la historia de la RDC y la segunda peor a nivel global.
El brote más devastador de ébola fue el declarado en Guinea-Conakri en marzo de 2014, que se extendió a las vecinas Sierra Leona y Liberia causando más de 11.300 muertos y 28.600 infectados en dos años, según la OMS. EFE